jueves

Los amigos que perdí

Muchas veces los recuerdos llegan de la mano de una fotografía. Otras veces nacen de la conversación entre amigos y entre tragos. Y algunas otras vienen solitos traídos por la marea de nuestra memoria. Marea que arrastra hasta las orillas de nuestro presente sus fragmentos, pero ahora con diversas tonalidades, con nuevos brillos y aquella brisa nostálgica que se diluye al rozar nuestro rostro.

Este es el recuerdo de un recuerdo. Es decir, recordé haber recordado, en cierto momento a mis amigos de colegio primaria. Eso fue hace unos años y la curiosidad por saber que había sucedido con ellos me carcomía. La curiosidad era en parte alimentada por el recorrido que hacía para visitar a mi novia, que por entonces se había mudado cerca a mi ex colegio.

No tenía idea de cual era el paradero y qué era de las vidas de aquellos amigos y amigas. Marcos, Daniel, Alvaro, Paola , Lorena y otro amigo del cual no recuerdo su nombre pero conservo gratos recuerdos. Es curioso, como el ser humano graba ciertos momentos en su mente y desecha otros. A veces, sin reparar en la importancia. Un paseo al club "El Bosque", tardes jugando fútbol bajo la lluvia en el patio del cole, la chica que me gustaba, la chica a la que yo le gustaba. Todos esos momentos vienen y van sin ningún orden en mi memoria. Y trato de armar ese pequeño rompecabezas llamado "primaria".

Frente al monitor y revisando mi "hi5" apareció de la nada uno de esos momentos, guiñándome el ojo y sacándome la lengua. Esos momentos en que te viene el recuerdo desde algún lugar de la mente. ¿Será que otra persona comparte el mismo recuerdo y te llama a revivirlo? Y gracias a la bendita -y a veces maldita- tecnología y a la popularidad del "hi5" se me ocurrió que los "polarinos" -mi ex cole se llama Jorge Polar- estarían inscritos. Teclee: Lorena Prado. Click. Tres segundos y aparecieron en la pantalla algunas decenas de Lorenas. Sin embargo, ese rostro pecoso y de nariz apuntando al cielo lo recordaba muy bien por alguna razón. Y allí estaba. Era el mismo rostro, con menos pecas, pero con la misma mirada pícara, divertida y despreocupada de años atrás. Obviamente, el cuerpo no era el mismo. El tiempo no pasa en vano, y el tiempo era generoso con ella. No sé si ella se habrá convertido en una persona generosa con el tiempo, pero en todo caso no era una mala niña. Solo un poco rebelde e irremediablemente traviesa.

Otro click y me enteraba que estaba estudiando modelaje o que trabajaba eventualmente como modelo. El recuerdo suele ser cruel y la memoria no me acompaña siempre como se darán cuenta. Me quedé maravillado mirando las fotos y pensando en el tiempo que había pasado. Como ráfagas, los momentos con ella caían en mi mente, sin dejarme tiempo para vislumbrarlos bien y del todo. Pasaba foto por foto, sonrisa tras sonrisa. Me detuve en una en particular, en la que posaba con un grupo de personas. Yo conocía a esas personas, eran amigos de primaria también. Increíble como a pesar de todo el tiempo transcurrido, ellos seguían viéndose y la amistad no había terminado en la graduación de quinto año.

En los comentarios encontré los links hacia sus perfiles. Los vi uno a uno, y sentí estar viendo una película en la que habían borrado mi rostro y mi nombre. Deseaba estar allí, en las fotos, en sus recuerdos. La vida nos lleva por caminos distintos y a mi me tocó transitar otros, de los cuales no me quejo. Y la vida y el destino que nos separa, también nos une. Algunas veces para siempre. Alvaro y Paola eran enamorados. Más que enamorados, ya eran novios, y por los comentarios de las fotos pronto marido y mujer. Y pensar que yo andaba loquito por aquella muchachita rubia y pálida hasta el extremo. Alvaro y yo eramos buenos amigos, pero ninguno de los dos sabía del interés por Paolita, al menos eso creo yo. Y además Paolita tiraba más para el lado de Alvaro, lo que al final desvió mi interés hacia Lorena.

Pasó la primaria, la secundaria y la universidad. Aquel grupo siguió unido y hoy la curiosidad vuelve a recorrer las profundidades de mi imaginación y se pregunta ¿Qué pasó todo ese tiempo? ¿Quienes se enamoraron?¿Quienes se desenamoraron? ¿Qué tal el viaje de prom? No sé. Incógnitas que prefiero dejarlas ser, hasta que en algún momento y en algún lugar la providencia nos vuelva a reunir.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En ocasiones asombra ver que aquel que creíamos iba a ser un gran hombre, termina siendo un mediocre de barrio. Y al contrario: el "tonto" del salón, resulta ser una gran persona. La vida del colegio, no se parece a la vida. Abrazo.