miércoles

¿Dónde está tu correa payaso?

Al payaso se le fue la alegría y la sonrisa cuando, luego de bailar un rato con mi novia, sintió como un globo de forma fálica luchaba por introducirse en su popo. Si hubiera prestado atención, habría advertido mi mirada satánica al verlo muy interesado por bailar con Sol. Y también habría podido ver que pasé del frente a atrás y que entre las manos llevaba un globo bastante largo y grueso color amarillo, por si le gustaba los asiáticos. Payaso, eso te pasa por estar demasiado entretenido y no ver a tu alrededor. Yo sé que aquella noche pudo convertirse en la noche más loca de todas las horas locas que has animado.

Alrededor de ellos se había formado una cadena circular de la cual yo era un eslabón más. Todos mirando al payaso que se esforzaba por contonearse al ritmo de la música y a ella que también bailaba. Minutos antes ya había sacado a bailar a mi hermana. El muy puto quería con todas. Y en ese momento mi imaginación desmesurada -no confundir con celos- vio un ligero acercamiento con trasfondo cochambroso en pleno baile. Me limité a mirar, fingir una sonrisa y estar muy alegre. Payaso, aquello no me dio risa. No eres un buen payaso y por eso pasó lo que te pasó.

Buena decisión la del payaso al alejarse y dejar a mi hermana en el lugar que le correspondía en el círculo. Mala decisión la del payaso al no irse y jalar a mi novia al centro. Peor decisión cuando luego de un minuto la canción terminó y espero 5.4 segundos a que empezara la siguiente para seguir bailando con Sol acercándose cada vez más y más. Ese fue el momento de la mirada satánica, el globo bien apretado entre mis manos para darle más firmeza y un pequeño baile por detrás del payaso. Muy interesado en lo que tenía al frente, no sintió los primeros empellones del globo por la retaguardia. Payaso ¿qué estabas haciendo antes del baile que tenías el culo adormecido?

Decidí aplicarle más fuerza y firmeza al movimiento y al impetuoso globo. Y el payaso que ya andaba con una mano en la cintura y moviéndose circularmente hacia abajo, reaccionó. No se sobó el culo pero sí paró al instante y conseguí mi cometido. Se reincorporó y su rostro alegre fue reemplazado por otro de vejación. Unos reían, otro sólo miraban. Caminó muy serio pasando por mi lado y sin mirarme se fue. Payaso, ahora sabes que no debes bailar así con la novia de otro. Payaso, debiste despedirte con una sonrisa agradecido con aquel globo y acorde a tu chamba, la alegría. Payaso ¿Te regalo un globito?

sábado

La pendiente...

Murió dos semanas después. Pero para iniciar esta historia es necesario relatar lo que sucedió un par de días luego de decirle a ella "gracias pero ya no". Aún teniamos comunicación obligada por cosas de trabajo, y tras romper esa barrera de amigos que un día fueron novios y luego emprendieron el camino de regreso, nos contabamos los posibles affairs de fin de semana y demás aventuras calenturientas de uno y otro. Obviamente, la balanza se inclinaba hacia su lado y por cada cinco historias de ella había una mia.

Una de ellas, -y de ella- sucedió como mencioné al principio, dos días después de dormir en su casa por última vez, escuchar "Despidete con un beso" y darnos un abrazo final y sincero en el pórtico. La cama no era grande pero parecía haber sido hecha para dos personas. Y ante mi partida la cama reclamó un cuerpo. A mi reemplazo ya lo había conocido un par de meses atrás. "¿Qué tal? ¿Cómo estás?", una sonrisa de medio lado y un apretón de manos. Aquella vez aún eramos amigos. Ella saldría con él y yo con una amiga. Ella iría al Queirolo y yo al Yacana. Ella continuaría la noche en El Mirador y yo le mandaría un mensaje aún desde el Yacana, cinco pisos debajo. Ella terminaría la noche en la casa de él y yo la concluiría no en la casa de ella, pero haciendo lo mismo que ellos.

Luego de aquello, él salió de viaje, no la llamó y se desilusionó. Días después la visité inocentemente y tuvimos algo por aproximadamente dos meses. Dos días tras los dos meses, él regresó a verla. Pasaron la noche juntos, pero sólo hubo ronquidos y algunas caricias según me dijo ella. Según ella también, él le pidió estar juntos. Muy tarde, dos semanas antes ella había conocido a otra persona. Amaneció, seguramente se dieron un beso y él se fue olvidando sus llaves.

Cuando me lo contó le dije a modo de chiste "ah...el viejo truco de las llaves olvidadas". No me hizo caso y me dijo que se mudaría al norte. Dos semanas después, viendo la página de facebook de La Casa del Auxilio, veo una nota titulada "Sobre los hechos ocurridos el __ de enero". Curioso empiezo a leerla por la seriedad del título y al llegar al segundo párrafo aparece un nombre. Un nombre que me mencionaron dos semanas atrás. Tras el nombre la palabra falleció, seguido de paro cardíaco, hospital y lamentable. Su perfil de facebook me confirmó que se trataba de él.