domingo

Ay...Lima


Nuestra queridísima y muchas veces odiadísima ciudad de Lima está cambiando. Al menos eso dice en los paneles de cuanta nueva construcción se hace en Lima. Hace relativamente poco se terminó la Vía Expresa de Grau, y las nuevas obras que se promocionan y que en algunos casos ya se construyen nos hacen soñar con una Lima sin problemas de tráfico y con lugares de esparcimiento sin el temor a que lleguen un par de "carameleros" y te digan: -Varón apoyame. Y si no tienes plata o en todo caso no quieres dársela porque algo te dice que a esos dos tipos el dinero se les hace humo, te dirán: -Sé consiente pe varón, recién he salido de la cárcel hace una semana, nadie me quiere dar trabajo. Apoyame, dos caramelos a un sol.Luego les darás tu sol y extenderás tu mano para recibir los caramelos más caros de Lima. Para finalizar, deberías conseguir un espejo para ver la cara de idiota que tienes al no recibir nada y ver como los dos tipos vestidos a lo Daddy Yankee se fueron sin dejarte ni un mísero gracias.Este es un pequeñísimo ejemplo de lo que es Lima, de día o de noche. El tráfico es un tema aparte. No hay limeño que no haya sido víctima de los embotellamientos y la hora punta. Y como cereza del postre, están nuestros cobradores y choferes de las combis asesinas. Este término de combis asesinas ya está un poquito pasado de moda, parece. Ahora la moda es que los asesinos y ladrones sean los propios choferes y cobradores. Te paras en la esquina más cercana a tu lugar de trabajo -gracias a la desgraciada falta de cultura vehícular de los choferes que hace que se paren en cualquier lugar, aún incluso en medio de la pista, si se trata de recoger un pasajero más cuando ya no cabe ni medio-, tomas el vehículo que supuestamente te llevará a tu casa, subes y recuestas tu cabeza sobre el sucio vidrio que te servirá de almohada la siguiente hora. Cierras los ojitos e inmediatamente los abres recordándo lo que leíste de reojo en un periódico chicha esta mañana: FERCHO SECUESTRA A PASAJERO TECLO Y LO MATA POR MISIO. Primera reacción, revisas tu billetera y das un suspiro mirando los diez soles que te quedan. Segunda reacción: te pellizcas cada dos minutos para no quedarte dormido y ser portada de diario chicha. Así están las cosas en Lima. Ahora le pregunto: ¿Lima está cambiando Señor Castañeda? No nos ilusione y cambie el lema de sus paneles por uno que diga: Estamos construyendo.

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