martes

Testimonio de una millonaria maltés

Hola mi nombre es Trouble, mucho gusto...guauf. No vayan a pensar que porque mi nombre es Problema soy presa de alguno. Es más, tengo 12 millones en mi cuenta bancaria y una mansión en donde me atienden como a una reina. Sí, tengo dinero. Pero no amor. Mi ama Leona Helmsley murió el 20 de agosto último. Y desde aquel día me convertí en la perrita más adinerada del planeta. Y en la más solitaria también. Pasé de dormir en la cama doble que compartía con mi ama a dormir sola, extrañando el olor a dinero que emanaban los cabellos de mi querida Leona, que en paz descanse.

Mi dieta no ha cambiado por suerte. Sigo comiendo mi pollo hervido con zanahorias, siempre a la misma hora. Pobre de aquella sirvienta que ose demorar un segundo en servirme mi suculenta comida...guauf. La muerdo. Sí, sin ningún remordimiento. Así como lo hice con la rumana esa Zamfira Sfara. Si la vuelvo a ver probara mis "re mordimientos" sin ninguna duda. ¿Como se atrevió a demandarme? Debe ser que planea arrebatarme algunos dolarillos. No creo que sea la única envidiosa...guauff. Los nietos de mi ama también tramarán algo. Lo sé. No se quedarán con los brazos cruzados luego de que su abuela los haya dejado sin un centavo de herencia. El chofer tuvo mejor suerte. Con los 100 000 dólares le alcanzará para vivir sin trabajar durante sus últimos días.

El último deseo de mi ama fue que nos enterraran juntas en el mausoleo estilo griego que mando a construir en Sleepy Hollow. Dicen que vale 1.4 millones. Es un precio justo creo. Lo que sea por el descanzo eterno y confortable de mi ama y, por supuesto, el mio. En fin, ese también será mi último deseo. Tengo ocho años -las de mi raza solemos vivir 14 años- y creo que me quedan muchos más por delante. Así que por lo pronto me debo preocupar por esa rumana envidiosa. Si tan solo pudiera hablar, daría mi versión de los hechos ante el tribunal. Porque yo no pienso regalarle un sólo dolar a esa inmigrante. Si a mi dueña la conocían como la reina de la mezquindad, yo seré la princesa canina de la mezquindad. Ahora diganme ¿Quién tiene una vida de perros? Mientras piensan jugaré a morder mi collar de diamantes.

1 comentario:

Girasol dijo...

asi somos los caninos...a veces sorprendemos