sábado

Somos Drexler

A falta de exactamente una semana para la presentación del cantautor uruguayo Jorge Drexler en nuestro país, la revista Somos publica en su número 1087 una entrevista donde el autor de "Todo se transforma" habla sobre su última producción "12 segundos de oscuridad" y su nominación al Grammy, entre otras cosas. La entrevista a cargo de Oscar García.

Tu nuevo disco "12 Segundos de Oscuridad" no es tu trabajo más comercial y, sin embargo, parece el de mayor acogida
En algunos aspectos lo es. Más allá de que los premios sean relativos, el hecho que haya sido elegido como el mejor disco en España, siendo yo uruguayo, me llena de orgullo. Me gusta que siendo un disco introspectivo, a contracorriente de lo que se oye hoy, esté funcionando, porque es un disco meláncolico, triste.

Eso me hace recordar una entrevista en la que dijiste que el pop latino estaba enfermo de alegría.
Lo sigo pensando. Mira lo que pasa con el nuevo cine latino, en donde hay un uso equlibrado de la paleta emocional, que no siempre encuentras en la música que suena hoy. MIra el ejemplo de Chabuca Granda o Vargas Llosa, que son dos peruanos que me gustan: lo que ellos hacen no se restringe al ámbito de la diversión. En su obra hay alegría, que es algo que por suerte se da con mucha abundancia en nuestro continente linguistico, pero no es algo excluyente. La cultura hispana va desde Compay Segundo hasta Jorge Luis Borges y desde el reggaeton hasta Octavio Paz.

¿Yquién tendría la culpa en esa tendencia?
La culpa es de nosotros los músicos. Desde que estoy en estre trabajo, hace 15 años, siempre he notado que si pones una canción festiva o alegre en el disco, esa es la que la disquera escoge para sacar en radios. Yo tomo todas las decisiones artísticas de mis discos pero los de los singles es una decisión de marketing. Ahí no entro yo.

Parece que te gusta el perfil bajo. ¿Hasta qué punto "12 Segundos de Oscuridad" es una respuesta a los flashes que tuviste al ganar el Oscar?
Es una respuesta. Nadie es totalmente inmune a lo que pasa alrededor. Yo cerré mi mundo luego de eso, me protegí de la exposición mediática. Sentí la necesidad de das un vuelco hacia dentro para aprender cosas también. Esa metáfora del disco, la del faro que guía a través de la oscuridad, quiere decir que uno también se puede guiar de lo que aprende de sus momentos de oscuridad.

En tu reciente presentación en México no cantaste "Al otro lado del río", tu canción más conocida. ¿Haces eso como una forma de marcar distancia con respecto al premio y lo que ello implicó?
No. No suelo marcar distancia con esa canción. En realidad trato de mantener una relación normal con ella, pero reconozco que no es fácil. Pero, si te soy sincero, nunca he notado que la gente vaya a los shows por esa canción. Igual, es una canción que quiero mucho y de seguro que la cantaré en Perú.

De otro lado, estás compitiendo por el Grammy con monstruos como Caetano Veloso y Silvio Rodríguez. ¿Cómo te hace sentir eso?
Muy contento. Qué tengan pongan en esa terna, qué te puedo decir: perderé con la mayor hidalgía ante esos genios. Caetano Veloso me sigue pareciendo uno de los exponentes más inteligentes de la música en el tercer mundo.

¿Reconoces alguna influencia de él o, en todo caso, de Joao Gilberto, en tu música? Parece que los tres manejaran el mismo código del susurro en la interpretación.
Yo creo que la escuela viene de antes, desde Chet Baker. Luego está Joao Gilberto que, por supuesto, me encanta. Me siento muy identificado con esa economía de trazo a la hora de cantar. De ir a la nota en el momento que hay que ir, dibujarla lo más claramente posible y salir de ella mismo modo.

Se te suele asociar con gente como Kevin Johansen y con un movimiento llamado "templadismo". ¿En qué consiste?
Eso fue una broma de mi hermano, que inventó el "templadismo" como oposición al tropicalismo brasileño. En realidad se trata de un grupo de amigos que venimos de la región del Río de la Plata, donde se toma mate, y allí el clima no es ni frío ni tropical, sino templado. Es un territorio de pocos contrastes. Entonces, gente como Víctor Ramil, al sur de Brasil; Fernando Cabrera, de Uruguay, Kevin Johansen de Argentina, tenemos una búsqueda por lograr de una elegancia sutil y discreta, sin apavientos. Creo que si te crías en un clima así, dejas de perseguir los grandes dogmas, als grandes verdades, y comienzan a fijarte en las cosas pequeñas.

¿Entonces no hay un manifiesto ni nada parecido?
No vamos a hacer un manifiesto "templadista", porque no somos grandilocuentes. No queremos cambiar el mundo.

El negocio de la música está cambiando. Las disqueras están cerrando y, en cambio, gracias a Internet escuchamos más música que antes. ¿Para un músico ese panorama es desolador o esperanzado?
No sé si estamos escuchando más música que antes. Creo que el ser humano tiene muy poco tiempo para escuchar música o literatura. Lo que pasa ahora es que estamos escuchando más música diferente que antes. Estamos en un sistema tipo collage, escuchando canciones sueltas. Yo creo que la tecnología da y la tecnología quita. La radio puso a los músicos en una posición inaudita en la historia, en que una persona escribía una canción y varias generaciones podían vivir de ella. Pero es evidente que era una situación que no se podía sostener. Ahora está pasando algo nuevo. La tecnología está moviéndose de lugar y no está muy claro dónde vamos a quedar los artistas. Pero hay cosas que no pueden ser sustituidas, como el show en vivo. Eso también tiene sus bemoles, como que ahora hay que viajar más (risas). Ahora que vaya a Perú va a ser la quinta vez en dos meses que cruce el Atlántico.

1 comentario:

lucia dijo...

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