viernes

Sobre la imposibilidad de ligar con una chica frente a tu familia

No sé si será fácil para los demás hombres de la Tierra. Pero para mi, es muy difícil afanar a una chica con toda mi familia al frente. Detrás. También a los costados.

Felizmente, no me ha tocado estar en esa incomodísima situación -al menos para mi- muchas veces. Mi alzheimer prematuro tampoco me permite recordar mucho. Las memorias que aún siguen a floten son dos.

La primera fue en la playa hace algunos meses, cuando todavía quemaba salir a la calle. Fue un fin de semana en San Bartolo, pero la playa fue Santa María. Es mi playa favorita desde que tengo uso de razón. Y allí estaba yo, con el agua hasta los hombros mirando el horizonte, buscando alguna ola para correrla de pechito. De tanto en tanto, las olas me regresaban cerca de la orilla y allí fue donde la vi. Bikini blanco, mirada coqueta y tímida a la vez. La mayoría de las chicas solo se queda en la orilla echándose agüita con alguna amiga o el flaco pavo. Pero ella no era así. Ella era del tipo guerrera. Es decir, de mi tipo. Sin miedos.  Y si los tenía los disimulaba perfectamente. De pronto ya no tenía que echar miradas hacia atrás para verla. Estaba a mi lado. En este punto es necesario aclarar que por ese tiempo yo era tan coqueto y sociable como un moco colgando de un techo. Así que no se me ocurrió que aquello era coquetería. Mi atrofiada mente me decía que ella estaba ahí porque también buscaba olas y nada más. Seguí en lo mio y el sentido de las olas me llevo hacia un lado, tomando distancia de ella. No pasaron cinco minutos y otra vez estaba allí, a mi lado. Ah no carajo - dije. Inmediatamente y por instinto, ya sabía que y cómo tenía que hacer lo que tenía que hacer. Por alguna razón, tal vez, por esa sensación que tienes cuando sabes que alguien te está mirando, busqué la orilla y encontré a mi hermanita y a mi mamá. Solo me estaban mirando, muy interesadas con las manos cruzadas y tan grandes eran sus sonrisas, que podía notarlas desde la distancia en la que estaban. Eso era lo que veían mis ojos, mi mente por otro lado recreaba a mi hermanita con un bombo y cantando: "Caaaaampeóooon, caaaaaampeóooon" y a mi madre con un traje de animadora con porras y todo.

En ese momento todas mis ganas, mi expertise, mi floro y demás, fueron arrastradas por una ola al fondo, muy al fondo del mar. A los 15 minutos, la chica se aburrió y se fue. Yo regresé a mi toalla pensando qué imbécil soy. Cuando llegué mi hermana dijo: "Ahhhh, ya te vi con esa chica"

La segunda vez que me pasó algo similar...queda para un próximo post.

1 comentario:

dmoOn dijo...

Hasta que regresaste :)