
Cuando era niño no recuerdo haber visto tanto perro gay. Algunas veces camino a algún lado me topaba con un par de perros pegados, víctimas de su impulso. Un poco de agua caliente u horas de forcejeo terminaba con su castigo por calientes. Pero eran perro y perra, no es que me detuviera a verles el sexo, con una ojeada bastaba para darse cuenta que los dos eran perros heteros. De un tiempo a esta parte, no sé si el índice de homosexualidad ( :S ) en perros ha aumentado o si solo yo me cruzo en su camino. Sea como sea, el hecho es que existen. No sé si sea el único animal gay, al menos no sé de otro caso. Pero ¿tan difícil se les hace encontrar una perra? O es que no son gays por necesidad, sino por puro gusto. Necesitaríamos un psicólogo perruno para esclarecer bien estas cuestiones.
Por ahí a veces vemos a los perros callejeros o de casa que simplemente salieron de paseo, persiguiendo cachondamente a una perra en celo. La persiguen de a 5, a veces hasta más. La pobre termina agotada y sin saber quien será el padre de su próximo cachorro, tampoco creo que le interese hacerle una prueba de ADN a cada uno de los posibles progenitores. ¿Será tal vez que a tantos candidatos y una sola perra, los perros se reunen en comité y deciden que ya que la perra se hace de rogar -suena raro que una perra se haga de rogar, pero volvamos al asunto- se turnarán y jugarán al dame que te doy?
Dejando de lado a los perros callejeros -porque dirán: claro, es callejero, de ahí aprende esas cosas, lo volvieron gay, etc, etc- los perros de casa también pueden volverse gays. Mmmm...¿nacen o se hacen? Otra para el psicólogo. Este es el caso de Chiquitín -un pequinés negro y con cara de malo- y Tomas -cruce de shitzu y schnauzer, color crema, con harto pelo y amigable hasta con el cartero. Los dos viven a unas casas de la mia, y siempre o casi siempre están en el patio delantero se la casa de mi vecina. Cada vez que paso por ahí Tomás me ladra pidiendo una palmada en la cabeza. Cuando estiro mi mano para darle la palmada, Chiquitín arremete contra lo que encuentre de Tomás. Le muerde la oreja, la cola, el hocico, lo primero que encuentre. Hasta allí nada raro. Hasta la mañana de hace unos días atrás. Chiquitín andaba campante por la cuadra, dando sus típicos saltitos al caminar, cuando volteó y vi el ano mais grande do mundo. Medio irritado y grandísimo. Allí comenzaron mis sospechas, confirmadas ayer cuando vi a Tomás con la lengua afuera y Chiquitín castigandolo...no, con su indiferencia no. Tomás de lo más tranquilo, cola arriba y cara de yo no sé que pasa aquí, pero ya que shu. Parecía que aguantaba resignado esperando su turno. Que cabro, te me caíste Tomás le dije. Me sacó aún más la lengua y siguió en su faena.