sábado

Los baños de mi año

Luego de transitar lentamente el camino que lleva del "pucho, café y libro" al "tilo, tele y cama" -mas no de telo- heme aquí escribiendo con la misma guata rechoncha y en cuarto creciente de hace unos meses. Pero como ese no es el tema de hoy, que además me deprimiría dada la ineficacia de las abdominales que me hacen sudar como esclavo las mañanas, lo dejaré para cuando pueda ver la punta de mis pies...no...nunca tanto. El tema del día, semana y mes -según como estén mis ganas de autoarrocharme escribiendo aquí (no confundir con autoarrecharme)- son los baños. Los últimos días del 2008 decidieron ensañarse conmigo y eligieron como escenario un par de baños. El primero de un cine, el segundo de un KFC -odio comer ahí-.

La primera de las jocosas situaciones -jocosa por mi risa nerviosa ante la gente que me miraba consternada y burlona- fue por un impulso desde la vejiga...creo. Subiendo rápidamente las escaleras, mirando sin ver, abriendo una puerta, dandome cuenta que no hay urinarios y tan solo cabinas, haciendo una mueca de extrañeza, girando la cabeza hacia la izquierda, mis ojos encontrándose con otros ojos, y que esos ojos sean de mujer. Un grito de aquella señora debió seguir a esta narración, pero por suerte no ocurrió. Solo me hizo un no con el dedo índice y se siguió lavando las manos. No alcancé a ver piernas con los pantalones abajo, pero supongo que habría varias, y de haberme visto -supongo que con el tercer ojo de la clarividencia o como quieran interpretarlos ustedes- los gritos serían una realidad cruel. Claro, los gritos seguidos de más gritos -así como cuando una mujer ve un ratón o una cucaracha y se van contagiando los gritos como la risa o los bostezos-. Luego de más gritos un carterazo, una cachetada, una patada en los eggs, insultos de grueso calibre y podríamos seguir según dicte la imaginación, la vagancia y el insomnio. Salí del baño de mujeres topandome con la risa encubierta tras una mano joven de mujer. Me reí con ella y ella de mi, siguiendo mi camino hacia el baño de al lado. Fin del incidente uno.

Comienzo del incidente dos.
Último día del año. FKC. Larga espera. Vejiga llena, calzoncillo por mojarse. Escaleras premonitorias. Deja vu. Corredor blanco, paredes blancas. Mano en la bragueta. Dedos índice y pulgar bajando lentamente el cierre. Entrada presurosa al baño. Mirada inquietante frente a mi. Escoba estática. Rubor en mi rostro. Y derechito a encerrarme en una de las cabinas del baño preguntándome que mela hace una mujer barriendo el baño de hombres. Si me pasó una, me puede pasar dos dije, y por eso al salir revisé que el baño al que entré era de machos. Sí, lo era. Esa vez la que se equivocó fue ella. Fin del incidente dos. Fin del post.