miércoles

¿Estómago débil?

Soy hincha del cebiche, del tiradito y cualquier marisco fresco que me pongan al frente. Soy hincha las 24 horas del día, y tal vez allí estuvo el problema. Porque un cebiche después de las cuatro de la tarde no es nada recomendable y no hay estómago que lo resista, o sí podría ser recomendable pero en un lugar de comprobada reputación. Como no fue el caso, mi sistema digestivo entró en una primera fase dominada por las nauseas, irónicamente minutos antes de salir a comprar una parrillera de Bembos. Como ya estaba en la puerta decidí arriesgarme y aferrarme a la esperanza de que no ocurra nada en el trayecto. Valiente y pálido salí al encuentro de una grasosa pero riquísima burger, que para ese momento aún visionaba con ansias.

La cola era larguísima...ya bueno...no tanto, unas 10 personas maso, no, sí era larguísima. Parado y esperando que el cara de pan con pavo del cajero acelere la mano y la atención, yo iba perdiendo color y paciencia. Poniendo atención en otras cosas y sacando de mi mente y la panza las nauseas -o al menos tratando- pensé pasar la página de mi in crescendo dolor y la angustia de un posible vómito-roche-acabose, en ese estricto orden y en plena fila.

Mi primer intento por distraer el malestar fue ver los combos y demás hamburguesas, nada más estúpido porque sentí a mi estómago revolverse y gritarme "maldito, porque me traes aquí". Yo seguí terco, valiente y seguro de que no pasaría nada, la receta del agua con limón para quitarse las nauseas hará efecto en algún momento pensaba. Segundo intento: escuchar la conversación de un par de gays, que sospechosamente se pegaban demasiado a mi, y que para mi mala suerte estaban detrás mio. Con la conversa me cag(u)é de risa mentalmente, hasta que la cercanía con las hamburguesas recién hechas (y su olor tantas veces provocador y en ese momento estimulador de nauseas) corrompieron mi carcajadamental-concentración.

Pedimos una parrillera, una hawaiana y una alemana -para llevar- y a esperar a que nos llamen. Completamente azul, caminé tranquilamente hacia el baño dejando a mi acompañante en la amarga espera, sin que nadie se entere de que el volcán estaba por erupcionar. Lo demás no lo contaré sabiendo que muchos comen mientras están en la Pc, solo diré que llegué al baño y ocurrió lo que tenía que ocurrir, pasé toda esa noche con escalofríos, algo de calentura, un dolor agudo en la panza y despierto, con los ojos bien abiertos.

La noche del día siguiente me tragué la parrillera.

sábado

Caballero nomás, a sobarme el ojo.

Esta semana he regresado a mi infancia de la mano de Youtube, por las noches trataba de regresar a la adultez -¿adultez? mejor que sea juventud- de la mano de Cholotube -¿de la mano? no, eso suena raro, mejor que sea con la ayuda de...- luego recapacitaba y sabía que no le podía hacer eso a mi computadora, posible portadora de algún virus informático al tentar el ingreso a nuestro peruanísimo portal de videos. Estaba en que regresé a mi infancia y que Youtube había sido el culpable. Noche tras noche, con algún bocadillo, tirado en la cama y con el monitor estrategicamente ubicado me tiré cinco noches con los "Caballeros del Zodiaco" ¿Que qué? Que vi las 29 ovas -capítulos- de la saga de Hades de los Caballeros del Zodiaco o también conocido como Saint Seiya. Ah yaaaaaa. Cada ova venía repartida en tres videos de Youtube, así que en total vi unos ....ya pues, saquen su cuenta, estudié letras para nunca ver números.

Y de tanto video se me hincharon los ojos y me salió un grano en el parpado, pero terco, seguí viendo como Seiya casi muerto le sacaba el ancho a todos -caballeros de plata, oro, espectros, jueces del infierno, dioses y etc- , como Shun se volvía más brito con el transcurrir de los capítulos y como Afrodita de Piscis lanzaba rositas envenenadas. Al margen de algunas mariconadas de los caballeros como las antes mencionadas, a las que habría que agregar sus lloriqueos cada dos capítulos, la serie estuvo de la pu( )a madre.
Mi ojo sigue hinchado pero que shuuu...valió la pena.

jueves

Distancia perfecta

La frase: "Te quiero, pero bien lejos" tiene una segunda lectura que no había experimentado o que tal vez ya ni me acordaba. La clásica es que se lo digas a alguien que no quieres ver más, algo así como un "vete a la mierda" pero más caleta y menos rochoso para la persona. Pero está también la segunda interpretación, o no, nada de interpretación, es la frase tal y como suena, sin desvaríos metafóricos. Pronunciala lentamente e imagínate a que persona realmente quieres -lejos, jejeje-, pero que crees que la relación funcionaría mejor de lejos. Creo que ya me dejo entender. Y cuando esa distancia física los separa, suele pasar que ese amor de lejos los une aún más emocionalmente y todo va de la pm. Ya cuando se ven una vez a la semana o no sé tal vez menos, ya tienen cosas que contarse, no hay roches por ninguna bronca y hasta se extrañan.

Ver todos los días el mismo cacharro, escuchar las usuales quejas, etc, etc, etc, cansa, llega y jode. Una semana con esa persona a kilómetros de ti, fuera de tu mundito, es como respirar aire que hace mucho no respirabas, como estar mucho tiempo debajo de una piedra y asomarte a ver si las cosas ya cambiaron. Las vacaciones no deberían ser solo del trabajo, también de la gente y de todas las cosas que nos llegan a saturar al punto de hacernos irreconocibles para nosotros mismos.

Así como cuando yo era un niño pesadísimo, malcriadísimo, engreidísimo y muchos más ísimos, y me mandaban un par de semanas a la casa de mi tía en las afueras de Lima. Descansaba yo de mi familia y ellos de mi, tal vez ellos más de mi, jejeje, pero cuando regresaba me atendían como si me hubiera ido durante meses. Y todos felices, todos contentos. Durante un tiempo claro, luego las dos partes se acordaban que debían seguir peleando para no perder la costumbre.

Este post ya se está poniendo demasiado divagante y empieza a oler a diván nuevo.

¡¡Callese la boca caraxo!!


Esta última semana he aprendido a mantener bien cerrado el pico. Lo intenté muchas veces antes, pero siempre pasaba algo que me obligaba primero a balbucearlo y luego a decirlo fuerte y clarito, después venían o las reprimendas o los consejos o algo que me tiraba para abajo. Normalmente no me guardo nada con la gente de mi entorno cercano, pero a veces es mejor mantenerse tranquilito, calladito y así no pasa nada. Dicen que cuando le comentas a alguien sobre un plan o proyecto que tienes, pasa que no se cumple...no lo creía, ahora lo creo, lo sé y lo sufro. O lo sufría, porque como dije al comienzo del post, ya aprendí a morderme la lengua y reservarme mis cosas. Eso de dar mucha información acerca de uno, a veces trae problemas. A ver si no recaigo en los próximos días...jejeje. Este debe ser el post más corto que he escrito hasta ahora. No tengo más que decir, punto final